Se le llama pedagogía del encuentro porque el mayor acto creativo es el de "descubrir" a otro ser humano. Reconocer el ser genuino de otra persona supone espejarle (con nuestra presencia) su propia imagén para que pueda atísbarse a sí mismo, lleva implícito la mayor búsqueda de todos los tiempos: reconocerse a sí mismo, encontrar sentido a la propia existencia y orientarse en el "camino".
"Se trata de observar metódicamente, con interés y devoción al niño, ser humano en evolucion permanente con un núcleo potencial único, para percibirlo correctamente y para crear una didáctica acorde a sus verdaderas necesidades educativas"
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